
EL ABRAZO QUE SANÓ EL CINE: RECONCILIACIÓN ENTRE IÑÁRRITU Y ARRIAGA EN EL 25 ANIVERSARIO DE AMORES PERROS
En una noche cargada de historia, emoción y redención, el Palacio de Bellas Artes fue testigo de uno de los momentos más esperados del cine mexicano: la reconciliación entre Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga, las mentes detrás de Amores Perros, en el marco de su 25 aniversario.
Sin duda alguna, Amores Perros es una película que cambió el rumbo del cine mexicano estrenada en julio del 2000, Amores Perros no solo marcó el debut cinematográfico de Iñárritu, sino que también redefinió la narrativa urbana en el cine latinoamericano.
Con un guion entrelazado y visceral de Arriaga, la cinta se convirtió en un referente internacional, catapultando a figuras como Gael García Bernal y consolidando una estética cruda, poética y profundamente humana.

DETRÁS DE UNA RUPTURA QUE DURÓ DOS DÉCADAS
Tras colaborar en tres películas (Amores Perros, 21 Gramos y Babel), el vínculo creativo entre Iñárritu y Arriaga se fracturó en 2007, debido a las diferencias sobre autoría, reconocimiento y decisiones creativas. Esta problemática los llevó a un distanciamiento público y doloroso.
Arriaga defendía la coautoría como los hermanos Coen; Iñárritu impulsaba la visión del director como figura central. Durante años, sus declaraciones fueron tensas, y los intentos de reconciliación, infructuosos.
El pasado 7 de octubre, en una función especial organizada por la Secretaría de Cultura, IMCINE e INBAL, todo cambió. Frente a una sala llena, Iñárritu subió al escenario y presentó a Arriaga como “su hermano y gran talentoso escritor”. El público estalló en aplausos. Ambos compartieron un mensaje conjunto: “Hemos resuelto dejar atrás nuestras desavenencias y retornar a la amistad que nos unió y que nos permitió realizar tres películas juntos de las cuales nos sentimos orgullosos”.
Arriaga, visiblemente conmovido, añadió: “Aun en momentos de heridas profundas siempre hay la posibilidad de la reconciliación. Y creo que en un momento tan complicado en el mundo, es bonito que este señor y yo estemos juntos de nuevo como lo que siempre fuimos: hermanos”.
La velada incluyó la proyección restaurada de Amores Perros, supervisada por Iñárritu y Rodrigo Prieto, y un concierto de Gustavo Santaolalla, compositor de la banda sonora original. La función fue dedicada a figuras clave del filme que ya no están, como Emilio Echevarría, quien interpretó al inolvidable Chivo.
En tiempos de polarización, el abrazo entre Iñárritu y Arriaga se convirtió en un acto simbólico de reconciliación, madurez y respeto por el arte compartido. Su gesto no solo honra una obra maestra del cine, sino que ofrece una lección de humildad y humanidad: que incluso las heridas más profundas pueden sanar cuando se reconoce el valor del otro.

AMORES PERROS CUMPLE 25 AÑOS: UNA NOCHE DE CINE, MEMORIA Y RECONCILIACIÓN
El Palacio de Bellas Artes se vistió de gala para conmemorar el 25 aniversario de Amores Perros, la ópera prima de Alejandro González Iñárritu que redefinió el cine mexicano en el año 2000. La velada fue organizada por la Secretaría de Cultura, IMCINE e INBAL, y reunió a figuras clave del filme como Gael García Bernal, Vanessa Bauche, Adriana Barraza y Jorge Salinas.
La película fue proyectada en una versión restaurada, supervisada por Iñárritu y el director de fotografía Rodrigo Prieto, en colaboración con Harbor Picture Company. El compositor Gustavo Santaolalla ofreció un concierto íntimo, reviviendo los acordes que marcaron la banda sonora original.
El momento más emotivo de la noche fue la reconciliación pública entre Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga, quienes no se hablaban desde hace más de dos décadas. En el escenario, Iñárritu presentó a Arriaga como “su hermano y gran talentoso escritor”, provocando una ovación de pie.
Al culminar la charla de ambos cineastas, compartieron un mensaje conjunto sobre la famosa cinta:
“un acto de fe, de locura, sin expectativas, sin algoritmos ni cálculos racionales”, y que hoy “ya no es mía ni de nadie; pertenece a la memoria colectiva de este país. Es un mosaico de un México en trance, de belleza, desigualdad, ternura y violencia”.
Más de veinte años de este gran proyecto fílmico de Alejandro González Iñárritu, el cual además de catapultar su carrera dentro del cine nacional e internacional en el presente en este 25 aniversario le otorgó el gran regalo de recuperar su amistad con su compañero de vida y arte.
